sábado, 21 de agosto de 2010

1er Encuentro

PRESENTACIÓN
Retrato:
En una hoja en blanco escribir el nombre y entregarlo a distintos/as compañeros/as para que en conjunto elaboren un retrato dibujando:
  • ojos
  • nariz
  • boca
  • contorno de la cara
  • orejas
  • pelo
  • agregar algún detalle que falte

Historia acerca del retrato:
Escribir en el dorso de la hoja del retrato una historia, ficticia, a partir de lo que nos sugiere ese dibujo.


Puesta en común:
Cada participante muestra su retrato, lee la historia ficticia y cuenta su verdadera historia.

Finalizada esta actividad hablamos de la particular situación que se da en Vacaciones en la Escuela, donde el grupo de niños y niñas puede conocerse con anterioridad, por compartir la jornada escolar todo el año. Entonces surgía la pregunta: ¿cómo presentar un grupo que ya se conoce?

Algunos textos:
Para fundamentar la idea de trabajo con el retrato leímos un fragmento de una entrevista al psicomotricista Daniel Calmels, acerca de la idea de rostro y sus diferencias con la idea de cara. Dice él:




"Es muy atrayente la idea de una geografía del rostro en la modernidad o en la post-modernidad.
Alfonsina Storni escribió un libro que se llama Mundo de siete pozos, aludiendo a los orificios que anatómicamente se perciben en la cabeza, principalmente en la cara. Eligió la idea de cavidad para hacer un inventario y ponerle a cada una de ellas una cualidad. Los ojos como puertas, las orejas como catacumbas, la boca como cráter, la nariz como montaña de dos puertas.
Es innegable que el primer lugar de atracción para la mirada de un bebé bien sostenido son los ojos de su madre, moviéndose en las cavidades del rostro. Los "orificios" de la cara llaman la atención del bebé cuando cobran vida en la dinámica de un rostro.
La cara resulta una composición que, con los mismos elementos, dispuestos con sutiles cambios, logra su originalidad. La cara es un concepto anatómico, designa una zona del cuerpo. La anatomía nos permite nombrar al organismo en sus distintas partes.
La medicina trabajó con insistencia en la posibilidad de delimitar las diversas composiciones de la cara, para cuyo fin creó el concepto de facie. Las diversas patologías tienen una facie particular. Su diagnóstico puede situar un determinado sistema y en ocasiones definir una enfermedad. Las facies, según la configuración de la cara, pueden darnos indicios de una alteración genética o congénita, como es el caso de la Facie mongólica: cara redonda, con borramiento del ángulo interno de los ojos, nariz en silla de montar, etc.
Aunque se pueda delimitar la estructura de la facie, el rostro de cada persona tiene una configuración particular. Dos niños con la misma enfermedad genética tienen rostros distintos.
El concepto de rostro nos liga a la historia singular de cada sujeto y a la situación particular en la que se encuentra.
Parte de la identidad de un cuerpo se sostiene en el rostro, cuerpo que a su vez estará condicionado por el contexto en el cual se forma. En este sentido, tomando una frase de Deleuze y Guattari, hay una "producción social de rostro". Haciendo hincapié en esta presencia del rostro por sobre el resto del cuerpo, Deleuze y Guattari dicen: "La descodificación del cuerpo implica una sobrecodificación por el rostro". El rostro tiene un poder por sobre otras partes del cuerpo. El animal, a diferencia del ser humano, no se reconoce por el rostro. Tanto el nombre como el rostro son dos de los significantes primordiales en la identificación de un sujeto.
Muchas cirugías de la cara ponen en cuestión el rostro. El rechazo de la parte injertada no sólo puede activarse en forma orgánica sino también psicológica. El organismo y el psiquismo se materializan en el cuerpo, el cuerpo se construye, no nos es dado, es producto de la relación humana.
Ante la pregunta si "es posible trazar una jerarquía de los órganos del rostro en la modernidad", en la última década, en la geografía del rostro, los ojos y la visión tienen un protagonismo fundamental. Las relaciones personales —la interacción social— se apoya en lecturas realizadas a través de la visión: se lee en un celular, en una pantalla de la computadora. Los ojos dejan de mirar, sólo decodifican a través de la visión una serie de signos, escritos en la premura del mensaje menor, en la urgencia de la confirmación de cierta información, en la verificación de datos, etc. Lo escrito se desvanece, no integra un archivo.
Por supuesto que predomina uno de los sensorios de distancia —la visión— y pierde valor uno de los sensorios más arcaicos. Las fuentes más antiguas y duraderas del recuerdo se basan en sensorios no visuales, entre ellos el olor. Éste guarda una entrañable relación con acontecimientos primigenios. Dice Edward Hall que "... el olor evoca recuerdos mucho más profundos que la visión o el sonido". Agrega, además, que los centros olfativos del cerebro son más antiguos y primitivos que los visuales.
Esta condición originaria, primordial, se condice con una correspondencia empobrecida de palabras. ¿A qué se debe el carácter sinestésico del olfato? ¿Por qué no tiene escritura propia? ¿Por qué pide prestado al gusto lo dulce lo ácido y al tacto la aspereza?
Cabría una diferencia entre el olor y el aroma. El olor, al igual que el gusto, tiene un nivel fundante del olfato. En cambio, el aroma, al igual que el sabor, es una cualidad construida culturalmente."


¿Te interesó la idea?



Podés acceder a la entrevista completa a Daniel Calmels realizada por la revista Evaristo Cultural.
También, gracias al aporte de una compañera, podés acceder a una conferencia del mismo autor.










PENSANDO
VACACIONES EN LA ESCUELA

Juego del diccionario:
Cada participante deberá escribir una definición del término VACACIONES lo más parecida posible a la que figura en un diccionario.
Luego se leen todas las definiciones escritas, incluida una extraída del diccionario de la Real Academia Española, y se vota por la verdadera.
Quien sea el autor de la definición más votada será el ganador.

La verdadera definición: (que no fue la ganadora)



vacación.


(Del lat. vacatĭo, -ōnis).


1. f. Descanso temporal de una actividad habitual, principalmente del trabajo remunerado o de los estudios. U. m. en pl.
2. f. Tiempo que dura la cesación del trabajo. U. m. en pl.
3. f. p. us. Acción de vacar (‖ quedar un empleo o cargo sin persona que lo desempeñe).
4. f. p. us. Cargo o dignidad que está vacante.


Fuente: www.rae.es



A partir de ella presentamos la tensión existente entre la idea de escuela, actividad habitual de niños y niñas, y la idea de vacación, asociada al descanso de lo habitual.